martes, 24 de octubre de 2023

Canción para los días de lluvia


Lágrimas se perdían al caer entre la fina lluvia que del cielo hice derramar para ocultar la tristeza de tus ojos de aroma café. Pinté fulgores de blanca nieve en la soledad donde vivías y, aunque no te dieras cuenta, era yo quien a tu lado estaba. Fui pañuelo entre tus manos cuando otros, incapaces de ver más que una superficie de finas curvas, desfloraban tu felicidad. Te oí en el más ruidoso de los silencios, balada de palabras mudas haciendo tu cuerpo danzar en la amargura para olvidarla, al menos un rato. Yo que, como fiel cristiano de tus labios con sabor a anís, hacía de cualquier día domingo para cantarte en oración y rezaba de rodillas suplicando tocar al menos uno de los pliegues de tu vestido azul. 

Pasa ese tiempo ficticio inventado por gente como tú y como yo, más preocupados de planificar que de vivir, dibujando media vida con escuadra y cartabón cuando el caos en un cuadro es lo más bello que jamás se ha representado. Te veo y no me ves, precisamente por eso soy capaz de hacer del viento y las hojas un arpa y tocarte, no solo la canción más bella y sincera, sino tocarte a ti misma, pasear mis dedos por la espalda. El desconocimiento de mi ser en tu vida me permite consolarte de aquellas horas desperdiciadas en la luz, trayendo la noche para saciar tu carne y dejar aflorar la rosa roja espinada que es tu pasión. 

Ahora salgo de entre las sombras, salgo de aquel eterno enmudecimiento e invisibilidad para postrarme ante ti y llevarte al inframundo, hacerte caer lo más bajo, hundirte en penumbra y jamás dejarte salir a ver la luz. ¿Para qué quieres estar allí? No eres libre, la luz te quema, ojos que juzgan y jueces ciegos dictaminando penas de muerte nada más nacer. Para obligarte a dar sentido a una vida llena de no ser tú y ser un no-humano infeliz pero que, por estupidez colectiva, han decidido llamarlo felicidad. Yo quiero desencadenarte de los halos de luz impuestos y hacerte mirar el mundo como algo frío e inhóspito. Conocerás la verdad de la felicidad y para ello deberás sentir el dolor más desmesurado de toda la existencia. Sólo así entenderás que no sirve vivir allí arriba, es mejor divagar y delirar en lo más hondo de la nocturnidad siempre que nos lo permitan.

Pero, claro, tú nunca querrás venir conmigo y yo libremente decidí pertenecerte. Como quien cura a un pájaro herido y después de su recuperación abre la jaula, pero él no se va. ¿Y quién puede decir que no es libre si renunció a no serlo, gracias a su propia libertad?  

martes, 31 de mayo de 2016

El Rincón

Hoy colgamos la pluma y la guitarra. Las paredes de este lugar guardarán el primer capítulo de nuestra historia. Hoy colgamos el cartel de cerrado en El Rincón de Pinche. Tal vez sea para unas pequeñas o largas vacaciones. Tal vez quede cerrado para siempre. Un hasta nunca y que os vaya bien la vida. Todo es tan incierto y aún más el futuro. Por eso no queremos hablar de ello.

Quizás sigamos caminos opuestos. Quizás sea el principio del final. Pero esto siempre quedará aquí. Para que de vez en cuando volvamos y quitemos el polvo a nuestros recuerdos. Sentir que nunca nos hemos ido y que siempre estaremos unidos.  Porque fue aquí donde jugamos a lo que nos dio la gana. A ser críticos de cine, música y libros. A ser una banda. A ser un director. Al fin y al cabo, a ser escritores. Y esto no nos lo quitará nadie. Las ganas que teníamos que poner para no distraernos en los trabajos. Mil y una horas para grabar un audio. Meriendas que parecían una cena. Partidas de trivial. Todo esto es la parte que solo sabemos nosotros.

Gracias a esto hemos conseguido nuestro propio rincón de recuerdos. Algo que muestra las muchas estupideces que hacemos. Que al final son las que quedan en la memoria grabadas a fuego.
Las que no se borrarán nunca.
Las que al ver una foto de tu adolescencia te haga decir esos son mis amigos y esto ocurría cuando estábamos juntos.
Las que nos hacen decir volvamos a nacer.
Las que nos obligan a decir esto es lo que nos mantiene unidos.


El Rincón de Pinche

The Dark Knight Rises

Batman es un superhéroe creado por Bob Kane y Bill Finger para la empresa norteamericana DC Comics, alter-ego de Bruce Wayne, quién perdió a temprana edad a sus padres, razón por la cual, en la noche se convierte en el murciélago justiciero, para que nadie más tenga que pasar por lo que él pasó, y limpiar su ciudad de crimen y corrupción.

The Dark Knight Rises era la película encargada de darle un gran final a esta épica trilogía del Caballero Oscuro, dirigida por Christopher Nolan, y… ¡Vaya si lo hizo! Fue una película que a la que no le importó la regla de que la tercera es siempre la peor, rompió récords en taquilla y fue del agrado tanto de la crítica como de los fanáticos del mítico personaje.

Después de los acontecimientos que tuvieron lugar en Gotham, el carismático Bruce Wayne ha dejado el manto del murciélago, tras ocho años de los acontecimientos que tuvieron lugar en Gotham, por culpa del Príncipe del Crimen, más conocido como The Joker, y por ello, ahora el justiciero es un hombre perseguido por La Ley.

Después de haber echado de la ciudad a los enemigos del Caballero de la Noche, Gotham está limpia, aunque no durará para siempre. Una nueva amenaza crece, y su nombre es Bane, inteligente y con una fuerza sobrehumana, no dudará en acabar con quien se ponga delante y sembrará el caos armando una bomba, con el propósito de acabar con lo que su padre empezó, exterminar la ciudad del murciélago, para así acabar con el crimen organizado de raíz.

La película cuenta con un elenco más que logrado, Christian Bale interpreta a un Batman oscuro, reservado, solitario, pero muy astuto. Tom Hardy nos muestra un villano muy a la altura. Y por último el distinguido mayordomo de Bruce, Alfred a manos de Michael Caine, que borda la interpretación


Es el cierre de una de las mejores trilogías cinematográficas, y una de mis películas favoritas, porque hacía décadas que el personaje no recibía la aceptación que merecía y Nolan lo supo hacer más que bien. 


Pequeña reflexión

Tanta luz
Para tan poca oscuridad
No dejó ver
Que te quería tan mal

Elioth Campos

EL SILBIDO DEL ARQUERO

La filóloga clásica y novelista zaragozana Irene Vallejo presenta  en la novela "el silbido del arquero" un pasaje de la obra del gran poeta romano Virgilio, "La Eneida".  Es un relato de amor, aventuras e intrigas palaciegas en el que se nos cuenta, en clave poética, todos los acontecimientos sucedidos al héroe troyano Eneas (padre de la ciudad de Roma) después de su huida de Troya, desde su llegada a Cartago tras naufragio, hasta su partida hacia Italia.  La historia nos la narran, en forma de monólogos (en primera persona y en presente), el propio Eneas, la reina de Cartago, Elisa, su hermanastra, Ana y el dios Eros.
            Elisa, ya entrada en años, viuda y sin hijos, siente la necesidad de tener una familia y le parece que Eneas puede ser el hombre que satisfaga sus deseos.  Este, viudo también, acompañado de su hijo Yulo, está cansado  de guerrear y ve en Elisa y Cartago la posibilidad de conseguir una vida más tranquila y sosegada que la que ha llevado hasta entonces.  La adolescente Ana, se encariña de Yulo y lo cuida.  Es el niño, compañero de juegos que hasta entonces no ha tenido.  Por último el dios Eros pone todo su empeño y usa todas sus artimañas para que surja el amor  entre Eneas y Elisa.  Inicialmente parece que lo consigue, pero finalmente Eneas sigue su camino marcado por el destino y Elisa se suicida antes de ser vencida por los libios. 
            A la vez, se cuenta de forma menos poética y más realista, en tercera persona y en cuatro capítulos intercalados por la novela, las vicisitudes del poeta Virgilio antes de convencerse para cumplir el encargo del emperador Octavio Augusto: escribir un poema épico al estilo de los griegos. 
            Es, finalmente, una novela mitológica que al ser narrada desde el punto de vista de los tres personajes principales, la hace más actual, interesante y amena, y en la que sólo el lector conoce en todo momento sus pensamientos, dudas, esperanzas y anhelos.


Eneas contándole a Elisa las desgracias de Troya



GUILLERMO GRACIA SANCHÓN

sábado, 28 de mayo de 2016

EL RETORNO

Un joven está haciéndole un tatuaje a una chica.  Su trabajo concluye, cierra la tienda y coge su bicicleta para volver a casa con su padre.   Así comienza la película del año 2010, de nacionalidad argentina, dirigida por Miguel Cohan e interpretada en sus principales papeles por Leonardo Sbaraglia, Federico Luppi, Martín Slipak, Luis Machín, Bárbara Goenaga y Ana Celentano.
Un pinchazo en una rueda de la bicicleta, unas obras en la calzada desierta, un despiste de un joven conductor estudiante de arquitectura, más pendiente de la noche de fiesta que le espera que de la propia conducción, desencadena la tragedia.  Atropella al ciclista y lo deja mal herido.  Son momentos de confusión en los que no sabe si auxiliar al accidentado o dejarlo en la calle por miedo a la acusación que complicaría su vida perfecta.  Decide hacer lo segundo y continuar la marcha.  Ya no habrá retorno para él.  Su familia, de clase media acomodada, le ayudará para no ser acusado y a partir de allí todo va a ser remordimientos de conciencia; y más cuando el herido, portada en los medios de comunicación, fallece. 
A la vez, otro conductor, artista ventrílocuo de profesión y con una vida sencilla, tranquila y feliz, que pasaba por allí, es acusado, por una serie de hechos fortuitos, del accidente.  El padre de la víctima ayudado por el eco que tiene en los medios de comunicación la noticia, y por magistrados ávidos de resolver cuanto antes el caso, logra meter en la cárcel, injustamente, a este último.  Los años pasados en ella lo marcan para toda la vida.  A partir de entonces ésta ya no será como antes.  Tampoco habrá retorno para él.  Su único objetivo será dar con el culpable de su pena para demostrar ante el padre y el resto de la sociedad su inocencia.  Lo consigue y lo presenta ante este para que decida qué hacer con él. 
Así finaliza el interesante film mezcla de thriller y película policiaca, dejando al espectador con la decisión final.  ¿Qué ocurre con el joven culpable del atropello?, ¿qué hace el padre con él y cómo enmienda el error?, ¿cómo supera el falso acusado su paso por la cárcel? Son preguntas que quedan en el aire para que las conteste el espectador.

Una película, en fin, soberbiamente interpretada por Leonardo Sbaraglia (falso acusado) y Federico Luppi (padre de la víctima), en la que todos los personajes son aparentemente buenos aunque las circunstancias nos hacen dudar de su bondad; en la que los hechos que se producen son difícilmente subsanables, y que nos hace pensar en lo que nosotros haríamos si nos encontrásemos en la situación del culpable.

https://youtu.be/vRK8PmhMWFE


GUILLERMO GRACIA SANCHÓN

EL SILBIDO DEL ARQUERO

El silbido del arquero es una novela de la escritora zaragozana Irene Vallejo, que adapta una parte de la Eneida. Se trata de una hábil mezcla entre la Historia y la leyenda. Cuenta la historia del valiente Eneas, que tras huir del saqueo de Troya naufraga junto a su hijo Yulo y sus hombres en las playas de la ciudad africana de Cartago. Allí conoce a la reina Elisa, que lo acoge y con la que comienza a establecer un relación amorosa. Sin embargo, Eneas tiene un objetivo mayor: llegar hasta Italia, donde una profecía dice que erigirá un gran Imperio.

La historia está contada desde el punto de vista de distintos personajes. En primer lugar Eneas, un valiente guerrero troyano dispuesto a darlo todo por su hijo y por su pueblo. Fuerte y orgulloso, Eneas muestra sus dudas respecto a su estancia en Cartago y su miedo a fallar a los suyos.

Elisa, reina de la fructífera ciudad de Cartago. Su vida y su forma de pensar dan un vuelco con la llegada de Eneas a Cartago, del que se enamora profundamente. Con el tiempo, va dejando de lado a su pueblo y le da más importancia a su relación con Eneas. Al final, el troyano es su única razón de ser.

Ana, la mejor amiga de Elisa y prácticamente su hermana. Es muy madura para su edad, y se lleva muy bien con Yulo, hijo de Eneas. Es una chica astuta, que en varias ocasiones de la historia se sirve de sus perspicacia para salir de situaciones peligrosas. 

El poeta Virgilio, que siglos después de los acontecimientos ocurridos en Cartago debe reconstruir la historia de Eneas y su viaje a Italia, tarea que le encomienda el emperador Augusto.

Y por último, mi personaje favorito de la obra, Eros. Eros es el Dios griego del amor y la fertilidad. En la historia, es el encargado de juntar a Eneas y Elisa, un objetivo plagado de obstáculos. Es una presencia omnisciente que muestra su fascinación hacia los humanos, mucho más complicados y complejos que los simples dioses como él. Sus conclusiones sobre la vida y los sentimientos humanos resultan muy curiosas y analiza el comportamiento de las personas desde su punto de vista, desde la perspectiva de un Dios.

El silbido del arquero es una novela fácil de leer, que te engancha desde las primeras incógnitas de la llegada de Eneas a Cartago hasta el desgarrador final. Refleja los problemas de las personas de hoy en día, pero en personajes de leyenda. Sus dilemas morales, sus problemas amorosos, sus dudas existenciales... Esta obra tiene una manera única de acercarte al mundo de la mitología y de demostrar que las leyendas están más presentes en la Historia de lo que creemos.


Miguel Marco Martín